La Gallina y sus jaladas

jueves, diciembre 04, 2008

Cuando perdimos la final

Cuando éramos pequeños, teníamos un equipo de futbol, ya recordaran que en un post anterior, les comentaba que éramos una palomilla que nos gustaba el futbol.

Bueno pues en una ocasión nos toco jugar la final, la verdad, éramos mejores que el equipo contrario, siempre estuvimos en primer lugar durante todo el torneo. Recuerdo que en ese torneo me quede con el trofeo de goleador con 24 dianas (jajaja me vi mamon), y nuestro equipo fue el que mas goles metió. Total, ese día la fina fue en la mañana y recuerdo que alrededor del campo de juego, había muchísima gente viendo el partido.

Comenzó el encuentro y rápido nos fuimos al ataque, el verdugo, así le decíamos a Beto Vega, no tenia nada que hacer en la defensa, por las escasas llegadas del equipo contrario, así que alegremente se fue al ataque, sacando un tirazo desde ¾ de cancha, que fue a dar en el palo izquierdo en relación a nuestro ataque. El balón reboto y que la prende “el aborto” (Eduardo Sifuentes) y que la mete: 1 a 0 antes del primer tiempo.

Inicio el tiempo complementario, todo iba bien, hasta que en un rebote de un balón dividido, gano un cuate que le apodaban el “genio” que mas bien parecía apache por los pelos que se cargaba. No se de que forma tomo el balón que saco un tirazo que se incrusto en las redes de nuestra portería. “El cebollas” no pudo hacer nada y nos empataron. La gente empezó a ponerse nerviosa, los que le iban al otro equipo empezaron a echarnos carrilla y los de nuestro bando estaban con nosotros.

Al empezar el 1er tiempo extra, nos anotaron un gol, (aun no existía la mafufada del gol de oro) y nosotros casi nos desanimamos. Nuestra raza nos seguía alentando, todos querían que siguiéramos atacando, pero la verdad ya estábamos muy cansados, aun y cuando éramos unos niños, ya sentíamos cansancio y parecía que los contrarios habían tomado algo que los había revitalizado. De pronto, un balón al extremo, la tomo “el aborto”, se quito a un contrario y lanzo un centro, al cual con todas mis fuerzas (o más bien las que me quedaban) salte y lo alcance a rematar, enviando el balón a las redes.

Se desato la algarabía alrededor de la cancha por parte de nuestros seguidores y los del bando contrario, empezaron a enojarse. Por fin silbo el arbitro “el neneco” hijo de la dueña de la liga y partidaria del equipo contrario.

Nos fuimos a los penaltys, empezamos tirando nosotros.

Primero fue “El aborto”
Segundo “La mona”
Tercer “El verdugo”
Cuarto “ La ratilla”
Quinto “La gallina” o sea yo

Todos acertamos y por parte del equipo contrario también todos anotaron.

Nos fuimos a la muerte súbita y le dimos otra vuelta, nadie fallaba, y empezamos de nuevo, el que falla pierde.

Le toco el turno a “La mona” y lo metió
Luego “La ratilla” y lo metió. “el aborto ya no quiso tirar, y se puso a llorar de los nervios y su papa lo tranquilizaba.

Me toco el turno de nuevo. Tome el balón, lo puse en el manchon penal. Los que han tirado penaltys, y que como yo jugaron de centro delantero, sabrán que en una jugada es fácil meter gol, que la portería es del tamaño normal, pero cuando nos toca tirar un penal, el portero se hace gigante y la portería chiquita, en fin…

Tome distancia y me encarrere hacia el balón, antes de patear vi al portero hacer un movimiento a la izquierda y fue cuando pensé tirarlo al centro. ¡Pinche portero!, nada mas hizo la finta, se quedo en el centro sin moverse, y el balón fue directo a él. Solo hizo el movimiento de manos y saco el balón por encima de la portería.

Les juro que me quería morir. Mi padre no estaba para consolarme y la raza, no me bajaba de ¡pendejo! Me gritaban todos. ¿Saben lo que le causan a un niño de 9 años esas palabras? Yo me sentía muy mal, fui y me senté a un lado de la cancha. Y solo miraba como festejaban los demás. Los otros niños miembros de mi equipo, estaban igual que yo, aunque ellos tenían a sus padres o sus madres, yo no tenia quien me cobijara en ese momento. La raza me seguía insultando. Me decían que porque no lo había tirado como el otro, que tenia toda la portería para mi, que el portero estaba muy gordo, que lo hubiera tirado hacia abajo, hacia un lado, hacia otro, en fin.

Nosotros, el equipo de niños de la cuadra, era el que mas trofeos había dejado en el depósito de Don Roberto Vega (QEPD), y el equipo juvenil, andaba en la mediocridad, el equipo de “grandes”, no daba una. Yo había dejado ahí tres trofeos de Goleador. Así que cuando nos llamaron para la premiación, fuimos todos cabizbajos a recoger el trofeo, que para muchos estaba mucho más fregon que el de campeón. Lo recibimos y nos bajamos del estrado. Luego llamaron al mejor portero, al mejor defensa. Pero cuando llamaron al mejor delantero, que dicen mi nombre. ¡Ay papá! Sentí con madre y recogí mi trofeo. Luego llamaron al Goleador del Torneo y que vuelven a decir mi nombre y que vuelvo a recoger otro trofeo mas chingón. Eso asto para que se me quitara lo agüitado y empecé a sonreír.

Cuando íbamos para la cuadra, se acerco Tito y me dice: He pinche gallina, los dos trofeos los vas a dejar con Don Beto. Lo mire, y luego mientras me alejaba, le dije:
A chinga chinga, pos no que pinche pendejo, que no valía madre, que la chingada. Los trofeos son míos, yo los gane. Y que me arranco corriendo para mi casa

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