La Gallina y sus jaladas

martes, noviembre 08, 2005

Los Cardona, ahi si que daba miedo

Cuando estábamos morrillos, había un terreno que le decíamos “Los Cardona”, nunca supe porque le decíamos así, pero ahí si que estaba cabron entrar. Era un área más o menos de unos 200 X 200 metros. Como no estaba construido nada, solo había unos árboles muy grandes, y por lo mismo en la noche se veía muy tenebroso.

Cuando queríamos asustar a alguien simplemente le hacíamos bolita y lo agarrabamos entre todos y lo llevábamos a dentro del terreno, por una barda que de el lado por donde entrábamos estaba muy baja y el lado que daba al interior del terreno estaba muy alta, por lo mismo era muy difícil salir rápido de ahí.

Cierta noche jugando a nada, decidimos darle un susto a un chavito que se creía el mero mero, nada mas porque el tenia a su papa trabajando en EUA y nosotros no. Además siempre nos presumía su pinche Atari mugroso, con sus novedades en juegos patosos (no es envidia) y que nosotros no tuviéramos mas que nuestra imaginación para jugar. Lo agarramos y lo llevamos al terreno, lo subimos a la barda lo dejamos caer y luego nosotros uno por uno fue entrando. Nos escondimos entre los árboles y le empezamos a aventar cosas (piedras, palos, botes de todo). El chavito aquel, no sabía ni por donde mientras unos se habían quedado afuera del terreno, le hacían creer que nadie de nosotros estaba adentro. El chavito empezó a asustarse tanto que comenzó a gritar que lo sacaran.

Así estuvo como mas de 30 minutos, y había una luna llena hermosa y se veía muy claro, cuando decidimos por fin sacarlo, dejamos de oír sus gritos por un buen rato, nos acercamos a donde estaba y lo encontramos pálido, con los ojos desorbitados y sin habla, dirigiendo la mirada a unos arbustos (mesquites) que estaban a unos 5 0 6 metros de donde el estaba y nos señalaba ahí.

Todos volteamos y nos dimos cuenta que ahí se veía una Señora con una Vestido Blanco pero no se le veía la cara, solo se veía oscuro en donde se supone que va el rostro. Hechos la mocha, corrimos a donde estaba la puerta de malla por donde da a una calle, algunos nos caímos con las piedras (aun no se pavimentaba el barrio), otros mas se toparon con las ramas de los árboles, unos mas solo gritaban y corrían a donde se les diera a entender. El chavito aquel, no corrió solo se quedo sentado donde estaba, asustado, sin decir nada. Al poco rato salio, y no nos dijo ni una palabra.

Hace poco vi a aquel chavito, y como ya somos mayores, le recordé de aquella noche, y me dijo que nunca lo ha podido olvidar. Le pedí que me contara que fue lo que el vio o lo que sucedió. Me dijo que en otra ocasión me lo diría porque traia prisa, pero que nunca lo ha contado a nadie, porque de solo acordarse, aun a esta edad le causa pánico.

El terreno fue comprado por una familia, (que igual, no se como se llaman), pero ya no esta desolado, y los árboles ya no existen así que ya no hay miedo por ahí.